Reseña - Star Wars: The Rise of Skywalker
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Para resolver y darle fin en 1996 a la mal querida saga del clon, de los cómics de Spider-man, se decidió revivir al enemigo más mortal del superhéroe: Norman Osborn, el original Duende Verde. No sólo regrearon al personaje, sino que también revelaron que el había sido el responsable de varios eventos negativos que habían afectado la vida del superhéroe en los últimos años. Fue como aventarle una pelota al perro para que mirara en otra dirección y se olvidara del intento de suplantar a Peter Parker como el Hombre Araña, diciéndole “Hey, pero mira, aquí está el Green Goblin”.
Para curar la mala salud en la cual se encontraba “Star Wars” después de “The Last Jedi”, nos arrojaron una pelota de apellido Palpatine, que, de entrada, cumplió con su objetivo: llamar la atención.
Fue una inteligente decisión que no se detuvieran a explicarnos el cómo y cuándo fue que revivió el temible Emperador, sino que simplemente pasó y sigamos con la historia. Y es que eso tiene “El Ascenso de Skywalker”, que nunca se detiene, que te agarra desde un inicio y te lleva por una gran aventura. Qué si no eso debería ser una película de La Guerra de las Galaxias.
No te da un respiro, y por lo mismo, ni siquiera te da espacio a preguntarte el porqué el color del sable de Leia que vimos en flashback no corresponde al que vemos en el tiempo presente, o porqué ahora si Luke le tiene respeto al arma principal de un Jedi cuando en la cinta anterior aventó el suyo por encima de su hombro.
Es más, ni siquiera hubo espacio para los distractores ”flares” o efectos de luz característicos de J.J. Abrams. Ahora no se trataba de hacer una película “del director” porque quizás en otorgar dichas libertades radicaron los pecados del episodio anterior, sino en hacer una cinta que pusiera vendaje sobre vendaje a las heridas que estuvieron a punto de infectarse.
Insisto en que para “El Ascenso de Skywalker” los responsables entendieron que de lo que se ha tratado en cada entrega, es de que sea una gran aventura. De no darles respiro a los protagonistas, sin importar que existan pasajes tan simples pero divertidos como buscar esconderse en una cueva...que resulta ser un mounstruo con murciélagos en la panza.
Lo que sí creo que nunca entendieron, es que la conexión entre Rey y Kylo nunca fue amor. Fue otras 5 o 10 cosas, pero nunca enamoramiento, nunca amor. Por lo que el beso entre ambos protagonistas, es innecesario y ridículo, sobre todo cuando ésta trilogía se había caracterizado por un bonito coqueteo por parte de algunos de los personajes, sobre todo de Finn, pero sin necesidad de llegar al cliché romántico.
Se acabó la nueva trilogía. Se acabaron los episodios. No sin antes darnos una última lección: que el apellido puede pesar, siempre y cuando se lo permitas. Así es como Ben Solo decide regresar al suyo, y así es como Rey decide negar el suyo.
Cuando salimos de “The Last Jedi”, el sentimiento fue “Bueno, pues mira, por lo menos ya nada más queda una”. Cuando salimos de “The Rise of Skywalker” nos decimos “Qué lástima que ésta fue la última”, porque con todo y sus heridas, sí que vamos a extrañar a Rey, a Poe, a Finn y demás compañía. Y entonces el saldo, es bueno.
31 January 2020, 7:27 am