Intérpretes: Valentina Farcas (soprano I), Annemarie Kremer (soprano II), Daniel Sans (tenor), Christof Fischesser (bajo), Jens Wollenschläger (órgano), Camerata Würzburg, Chamber Choir of Europe, Nicol Matt (director).

La Misa en do menor es, un poco, como nuestras vidas, y así quiero regalársela: incompleta, con pasajes de tristeza, y otros de grandeza, espléndida, brillante, con solistas que movilizan las ideas -aunque sufran en sus melodías- y un coro y una orquesta que completan un conjunto hermoso, a veces doliente, es verdad, pero donde igualmente se alternan lo delicado y lo vigoroso, hasta lo grandioso.

La música de Saint-Säens responde a un fuerte apego al perfeccionismo de la forma, es verdad, de ahí a veces esas cansinas críticas a su academicismo. Pero lo importante es que el conjunto de su obra ni es tan ecléctico ni le falta belleza, además de estar concebido con gran perfección técnica. ¡Escuchen y lo comprobarán!

Intérpretes:

Habanera, op.83: Royal Philharmonic Orchestra; Charles Dutoit 

El carnaval de los animales:  Cristina Ortiz y Pascal Rogé (pianos); Antony Pay (clarinete); Sebastian Bell (flauta); Christopher van Kampen (cello); Robin McGee (contrabajo);  London Sinfonietta; Charles Dutoit

Introducción y Rondó caprichoso, op.28: Kyung Wha Chung (violín); Royal Philharmonic Orchestra; Charles Dutoit

La Rueca de Omfalia, op.31:  Philharmonia Orchestra; Charles Dutoit

Orquesta Filarmónica de Viena. Willi Boskovsky (dir.)

Orquestas de baile, valses, galops, polkas, marchas, mazurkas, de una familia, los Strauss,  que creó un repertorio para siempre inolvidable en la sociedad romántica en general y vienesa en particular. Ellos son Johann (el padre) y sus tres hijos Johann, Joseph y Eduard.

Viaje a Lutoslaswki sinfónico: Pequeña suite (III-Piosenka), Variaciones Paganini, Sinfonía nº 1 (III-Allegro Misterioso), Concierto para orquesta (II-Capricho notturno ed arioso), Concierto para piano y orquesta (IV), Música fúnebre para cuerda (IV-Epílog0), Chain II (III-Ad libitum) y Variaciones sinfónicas (fragmento).

Un breve paseo por algunas de sus mejores aportaciones orquestales, núcleo fundamental de su pensamiento creador. Quiero ofrecerles una crónica fragmentaria de su trabajo: música para retener en nuestra memoria el legado de un autor que, sin duda, estará cada vez más presente en las salas de concierto.

Pequeña suite (III-Piosenka), Variaciones Paganini, Música fúnebre para cuerda (IV-Epílogo) y Variaciones sinfónicas (fragmento): Polish National Radio Symphony Orchestra (Katowice); Antoni Witt

Sinfonía nº 1 (III-Allegro Misterioso) y Concierto para orquesta (II-Capricho, notturno ed arioso): Polish Radio National Symphony Orchestra ; Witold Lutoslawski

Concierto para piano y orquesta (IV): Piotr Paleczny (piano); Polish National Radio Symphony Orchestra (Katowice); Antoni Witt

Chain II (III-Ad libitum): Krzystof Bakowski (violín); Polish National Radio Symphony Orchestra (Katowice); Antoni Witt

Rapsodia Española para orquesta: ORF Symphonieorchester, Milan Horvat

Concierto para la mano izquierda para piano y orquesta: RTL Symphony Orchestra, Abbey Simon (piano), Louis de Froment

La Valse: Orquesta Sinfónica de Boston, Seiji Ozawa

Al margen de temas, melodías, armonías y ritmos, la calidad, variedad y riqueza del tratamiento del timbre en Ravel es su mejor seña de identidad. Hoy les propongo tres grandes obras: ¡pasen y disfruten con nosotros!

Intérpretes: Alfred Brendel

De los recuerdos de viaje, sumados al creciente interés de Liszt por la literatura (Dante, Petrarca) y la pintura o escultura italianas (Rafael o Miguel Ángel) surgió este Segundo Año, dedicado a Italia. Tres primeras piezas independientes, los Tres Sonetos del Petrarca y la impresionante Fantasía quasi Sonata Dante, configuran un álbum precioso.

Romanza sin palabras (arpa): Mª Rosa Calvo-Manzano

Réquiem:  Kathleen Battle (soprano), Andreas Schmidt (barítono), Timothy Farrell  (órgano), Philharmonia Chorus & Orchestra, Carlo Maria Giulini (director)

Una composición hermosa como pocas, que entronca directamente con lo mejor de un género, el Réquiem, que ha dado obras maestras como esta. Fauré asombra y llega a los más profundo por todo lo que tiene de sencillez, de inspiración, de canto y melodías convertidos en esperanza, oración eterna para los vivos que lloran a sus seres queridos.

Sonata para violonchelo y piano en Do mayor, op.65: Mstislav Rostropovich (violonchelo) y  Benjamin Britten (piano).

Concierto para violonchelo y orquesta en Re menor: Jacqueline Du Pré (violonchelo), Cleveland Orchestra y Adian Boult (dirección)

Dos obras fundamentales en el repertorio del violonchelo: bien diferentes en estilo, época y concepto pero igualmente cercanas por elegancia, complejidad técnica y estilística, personalidad, fuerza expresiva y calidad: la Sonata para violonchelo y piano, en do mayor, op.65, de Benjamin Britten, y el Concierto en re menor de Edouard Lalo.

"En el mundo del cielo y el agua Odette se encuentra a gusto, pero en el mundo real, donde el romance es posible, parece estar irreparablemente perdida. El gran amor que siente por un príncipe terreno está condenado desde el principio".  En la hermosa princesa Odette, transformada en cisne, todo es magia, pues es una criatura de la imaginación…

Intérprete: Walter Gieseking

Debussy es genial: es absoluta referencia para el piano de todo el siglo XX. Desde luego es algo que conocen perfectamente tanto los intérpretes como los compositores, porque el despliegue de recursos y novedades técnicas y estilísticas del conjunto de su repertorio es vital para sentir, primero, y comprender, después, muchas de las cosas que suceden con el piano después de él.

 Intérpretes:

- Tema con variaciones: Rudolf Firkušný

- Misa Glogolítica: Evelyn Lear (soprano), Hilde Rössel-Majdan (contralto), Ernst Haefliger (tenor), Franz Crass (bajo), Chor des Bayerischen Rundfunks, Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks, Rafael Kubelik (dir.)

Dos obras claramente distintas del maestro checo: primero una pieza de juventud, de 1880, para piano, que muestra el camino de un compositor gran calidad. Y luego una obra de madurez, de 1926, imprescindible en el repertorio del siglo XX: una misa original, compleja, moderna, incluso bárbara por su potencialidad, libre, y también extraña, heterogénea, emocionante