El Adviento significa los miles de años de ansia de la Humanidad, anhelando al Redentor. Dispongamos ahora nuestra alma para ver con ojos nuevos el prodigio de un Dios que se cansa, que sufre dolor físico, que conoce la traición o el abandono. Que esta Navidad llegue luego de una verdadera ansia de Jesús.

¿Qué regalo daremos al Niño Dios en esta Navidad? Seguramente querrá nuestro corazón limpio, con grandes deseos de recibirlo a Él ahí. Nos ayudará la protagonista de este tiempo; aquella que mejor se preparó para recibirlo.

La tradición del árbol de Navidad se remonta a la predicación de san Bonifacio en Alemania. Dios ha querido darnos en esta época diversos signos y símbolos que nos preparan a este gran acontecimiento: Dios vino a la tierra para que la tierra vaya a Dios; Dios se hace hombre, para que el hombre se haga Dios.

En la Visitación a su prima santa Isabel, María es portadora del mensaje de salvación. Icono de todo apostolado: llenarnos de Cristo para poder darlo. El alma de todo apostolado es la Eucaristía.

Al comenzar el tiempo de Adviento nos llenamos de ilusión por la llegada del Niño. Siempre es adviento, porque Jesús no sólo ha venido en Belén y volverá a venir, sino que viene a nosotros cada vez que le abrimos el corazón por la fe y el amor.

¿Por qué llama Dios a unos pastores para que contemplen el prodigio de la Navidad? Porque estaban en vela y porque estaban cerca. Esas características buscará Dios en nosotros para que contemplemos al Dios que nace esta navidad.

¿Por qué llama Dios a unos pastores para que contemplen el prodigio de la Navidad? Porque estaban en vela y porque estaban cerca. Esas características buscará Dios en nosotros para que contemplemos al Dios que nace esta navidad.