Los hombres no lloran. Los hombres no son tiernos. Se aferran a su rudeza, a su camiseta, al asado, a los pibes, al picadito de todas las semanas. Los hombres son más capaces, más prestigiosos y menos dubitativos. La tienen más clara, no andan con vueltas. Saben dar órdenes y pedir aumentos. Hablan poco, no son chusmas, no comen ensalada de rúcula y parmesano y no se cuidan. Un hombre no tiene memoria, es caballero. Habla fuerte, se palmea, sonríe poco, se viste más o menos siempre igual, usa colores opacos, sabe cambiar un auto y cambiarle la mochila al inodoro. A los hombres les gustan el fútbol, los autos y las minas. No se pintan los labios ni las uñas y usan saco y camisa incluso con cuarenta grados, casi sin transpirar. O mejor, transpirando mucho pero bancándosela como buen macho. El hombre se encarga de las cosas pesadas: un mueble o un féretro. No es dócil y no le gusta bailar. Ama las películas de acción y detesta que le pregunten en qué está pensando. Un hombre coge. Coge mucho. Con todas las que pueda, todo el tiempo y sin parar. Los hombres son lo que nos enseñan que los hombres tienen que ser. Pero en este episodio vamos a contarles cómo esta idea está cambiando: cómo el modelo masculino se aleja del de ayer y se avecina más suave, más sincero con sus sentimientos, menos forzado y más consciente del lugar de privilegio que ocupa en esta sociedad patriarcal. ¿Qué significa ser un hombre hoy? Esto es Pernocte, temporada dos, episodio cinco, con Paula Giménez y las voces de la docente y activista Sasa Testa, el escritor y comediante Nicolás "Zabo" Zamorano, Tomás Rodríguez Ansorena, editor de Playboy Argentina, Oscar Fernández, fundador de Roho, y el periodista deportivo Flavio Azzaro.
20 November 2017, 10:57 pm