La narconovela sonora de Arturo Pérez-Reverte.
Don Cande, Lino, Sandra y el profesor Uribe están de camino a la mansión de El Mochuelo, con una maleta hasta arriba de billetes y con los nervios a flor de piel. Lo único que le calma son las rayas de coca que le pinta Don Cande. El narco está tranquilo, al fin y al cabo su día a día consiste en rendir cuentas a los demás. Ya comienza a sospechar de Lino, siempre estaba en otro sitio en los momentos más inoportunos... demasiadas casualidades.
Llegan a casa de El Mochuelo, el plan es el siguiente: Uribe entrará sólo en la casa de El Mochuelo mientras Sandra, don Cande y Lino le esperan en el coche. Tendrá que ser firme, convincente y no ceder nada ante los matones que le esperan. Entregará el dinero y el trato quedará cerrado. Sandra se quedará con Uribe.
Pero, ¿conseguirá el licenciado salir ileso de esta vida peligrosa?
El episodio empieza calentito... Sandra en la cama con el profesor Uribe.
El desayuno norteño ya está listo en casa de don Candelario Quintana. Don Cande le recomienda a Uribe que lo mejor que puede hacer es ir a hablar con el Mochuelo, mirarle a los ojos y explicarle que Sandra se queda con él, así, "a lo macho". No le asegura que pueda salir vivo de esa casa, pero deben hacerlo, es la única solución: debe pedirle disculpas por la ofensa. Y para calmarle, le pondrá encima de la mesa un buen fajo de dólares que el mismo Cande le presta a Uribe como muestra de su agradecimiento por haberle salvado la vida.
En ese momento aparece Lino Esparza... No había aparecido en toda la noche y casualmente llegó la gente del Mochuelo a la Taquería disparando contra Sandra y Uribe. ¿Qué coincidencia, no?
Don Cande se ofrece a acompañar a Uribe hasta la puerta de la casa de Mochuelo y ya, una vez dentro... el profesor tendrá que ingeniárselas él solito.
Élmer Ortega acoge en su casa a Sandra y al profesor Uribe pero él conoce bien al Mochuelo y sabe que no puede protegerles sin que su familia corra peligro. Élmer les recomienda que vayan a casa de don Candelario, él será el único que puede ayudarles.
Estaban a punto de salir de casa de Élmer cuando Uribe recibe una llamada de teléfono... es Lino, el sicario de confianza de don Cande. Uribe lo ve como la única salida y le cuenta que Sandra y él necesitan ayuda. "No te fíes de ese pinche matón", le susurra Sandra. Los tres quedan frente a la Taquería Avilés un pequeño restaurante que, aún estando cerrado, está en una localización perfecta para ver quién llega desde cualquier punto.
¿Habrá sido buena idea avisar con Lino? ¿Te fiarías verdaderamente de alguien de Ciudad Jiménez?
Sandra acude por la noche a la habitación del profesor Uribe y le pide que la lleve con él a España, que si se queda la van a matar, que la ayude. Está asustada pero a la vez decidida. La joven bailarina sigue metida dentro de la vida peligrosa, la coca, los problemas en el Viva Zapata. Sandra le dice al gerente del téibol que deja todo para irse con el profesor Uribe. Y el gerente le amenaza con contárselo al Mochuelo, un hombre de negocios muy pero que muy peligroso.
Uribe está entre la espada y la pared. Sabe que si el Mochuelo se entera no sólo irá a por Sandra sino que también podría ir a por él. Pero no tiene salida, Uribe decide llamar a su amigo Élmer Ortega y le pide que le acoja en su casa. Pero el trayecto casa de Élmer se complica más de lo esperado...
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