Presento: Aprende a Hablar en Público e Impacta cuando Importa

Xabi del Campo

Presento es el podcast en el que encontrarás reflexiones, técnicas y estrategias que nadie te ha enseñado sobre cómo hablar en público de forma efectiva.

  • 22 minutes 42 seconds
    95. 2 técnicas creativas con las que encontrar ideas para hacer un discurso
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    Quizás te han propuesto dar una charla y tienes elegir tú la temática dentro de tu profesión.

    O te sugieren que hables de un tema o proyecto, y tienes que elegir desde qué enfoque hacerlo.

    Sea cual sea el caso, me temo que algún día tendrás tu lienzo en blanco delante, en forma de libreta o documento de texto en el ordenador, y tu mente parecerá un desierto por el que solo pasan bolas de paja arrastradas por el viento.

    Pues hoy aprenderás, o repasarás si ya las conoces, 2 técnicas diferentes para romper con ese bloqueo y crear el primer material con el que dar forma a tu futuro discurso.

    Las dos técnicas de las que hablaremos son efectivas para crear ideas en cualquier contexto y sobre cualquier materia, sinceramente, no voy a descubrirte la pólvora.

    Lo interesante, creo, es que vamos a aplicarlas a la creación de contenido de un discurso.

    Se trata de:

    1. Mapas mentales
    2. Brainstorm con post-its

    Recursos mencionados

    Cursos sobre oratoria

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    24 February 2022, 8:10 am
  • 21 minutes 16 seconds
    94. Descubre la acción dramática de tus discursos para generar más interés
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    ¿Por qué crees que el Señor de los anillos es una historia interesante?

    ¿Crees que si Frodo consiguiera llegar a Mordor sin conflicto lo sería tanto?

    Las preguntas anteriores tienen que ver con la construcción de la historia, donde no pueden faltar conflicto, protagonista, antagonista y otra serie de recursos que forman parte del kit del creador de historias.

    Otra de esas herramientas es la acción dramática, quizás no tan conocida y puede que no tan sencilla de definir.

    Podría ser:

    Aquella acción (o acciones) que se estructuran a raíz de un conflicto entre dos fuerzas.

    Suena interesante, y aún lo es más si tratamos de relacionar este concepto con la construcción de discursos, y creamos algo así como un método para estructurar una charla a partir de esa herramienta prestada de la dramaturgia.

    Recursos mencionados

    Cursos sobre oratoria

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    17 February 2022, 3:32 pm
  • 18 minutes 15 seconds
    93. Me cuesta hablar en público, ¿hay alguna solución?
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    Me cuesta hablar en público, es una afirmación que puede que repitas cada vez que sale el tema de las presentaciones.

    Pero la realidad es que tendrás que hacerlas, y por lo tanto, tratar de afrontar esa dificultad que crees que tienes para comunicar delante de otras personas.

    Las técnicas para vencer el miedo de hablar en público no son milagrosas, pero si trabajas sobre una hoja de ruta cada vez que tengas que hacer una presentación, el miedo a hablar en público irá disminuyendo.

    Esa hoja de ruta es la siguiente:

    1. Rebaja tus expectativas.
    2. Prepara bien tus discursos.
    3. Ensaya.
    4. Usa técnicas para controlar tus nervios

    Veamos cada punto de esa hoha de ruta en detalle, para que agarres el miedo escénico del cuello de una vez y puedas dejar de pasarlo mal en cada presentación.

    Rebaja tus expectativas

    Voy a desvelarte un gran secreto de los grandes oradores:

    Ellas y ellos también están nerviosos antes de hacer una presentación importante.

    Claro, ¿cómo no van a estarlo?

    Hablar en público es importante, y exigente, no es una situación cualquiera.

    Si haces mal un examen escrito nadie te está mirando cuando dejas una pregunta en blanco o te equivocas en una respuesta, pero las presentaciones ocurren en directo, delante de muchas personas que te están observando fijamente.

    Por eso es una situación ante la que el cuerpo reacciona, te pone alerta, activa tu sistema nervioso como si tuvieras que huir de un león en la sabana.

    Y eso ocurre quieras o no quieras.

    Estaría genial poderle decir a ese sistema nervioso que no produjera sudor, rojez o temblores al salir al escenario, pero resulta que es autónomo, vamos que va a su rollo sin que tú puedas hacer nada.

    Bueno, esto no es del todo cierto, pero hablaremos de ello más adelante.

    La cuestión es que no puedes aspirar a que esos signos no aparezcan cuando tengas que hacer una presentación.

    • No quiero sudar.
    • No quiero que me tiemblen las manos.
    • No quiero enrojecerme.

    Si, si, estaría genial, pero eso no va a ocurrir en tus primeras intervenciones.

    La clave es aceptarlo y rebajar tus expectativas al tener que hacer una presentación.

    En lugar de esperar que ocurra lo anterior, puedes pensar en lo siguiente:

    Lo voy a hacer a pesar de los nervios.

    Eso es lo que piensan esos grandes ponentes, saben que los nervios estarán ahí, y tratan de convertirlos en adrenalina que les de energía para estar a tono en su intervención.

    Su gran virtud es que lo consiguen, tu camino quizás algún día te lleve también ahí.

    Pero por el momento, trata de que tu expectativa no tenga que ver con regular cuestiones que no están en tus manos.

    Céntrate en aquello que si puedes controlar y adapta a ello lo que esperas que ocurra en tu ponencia.

    Recuerdate los días previos a tu charla lo siguiente:

    Lo voy a hacer a pesar de los nervios.

    Y la segunda parada de nuestra hoja de ruta nos lleva a algo que definitivamente está bajo tu control…

    Prepara bien tus discursos

    Hace un tiempo me dolía bastante el cuello, a la altura de las cervicales.

    Hubo un momento en que me dolía la cabeza casi a diario y tenía que tomarme un paracetamol para aliviarlo.

    Era relativamente efectivo, pero cada vez que dejaba de tomarlo me volvía a doler el cuello y la cabeza.

    Decidí visitar a un amigo fisioterapeuta y me dijo que me haría un masaje y que posiblemente mejoraría bastante, pero que si seguía con el mismo tipo de vida posiblemente el dolor volvería.

    ¿Qué puedo hacer? le pregunté.

    Puedes hacer unos ejercicios de forma regular para fortalecer la musculatura de alrededor del cuello.

    Me explicó los ejercicios, y empecé a hacerlos. Desde hace muchos meses los he hecho con la disciplina de un monje, y el resultado es que no he vuelto a tener dolor de cuello.

    Cuando tienes que hacer una presentación se escuchan muchos consejos y trucos dirigidos a salir del paso.

    Estupideces como:

    • Imagina al público desnudo.
    • No ensayes, porque no parecerás natural.
    • Toma una pastilla de X fármaco antes de tu intervención.

    Vamos, la versión de mis paracetamoles pero rama dura, en el caso de las pastillas literalmente.

    Pero los otros dos consejos también persiguen lo mismo, salir del paso sin ser consciente de que lo más importante que tienes que hacer es simple:

    Preparar muy, muy, muy bien tus primeras presentaciones importantes.

    Lo que necesitas en este punto son estímulos positivos.

    Necesitas exponerte a la audiencia, estar nervioso, mucho incluso, pero aún así hacerlo bien.

    Decirle a tu cabeza las veces que haga falta que existe una asociación que está bajo tu control, y es el hecho de que cuanto más prepares tu intervención mejor te saldrá.

    Así de simple, y extrañamente olvidado por algunos ponentes nóveles.

    Cuando sepas que tienes fecha para una presentación tienes que ponerte a currar en ella duro, y punto.

    Como hago yo cada maldito día en el gimnasio, tienes que hacer tus ejercicios para fortalecer una parte de ti que requiere entrenamiento.

    Y repito, cuando lo hagas, verás como sales airoso de la situación a pesar de los nervios, incluso verás que lo haces mejor que la media, y tu autoestima irá mejorando a cada intervención.

    A la hora de preparar tus charlas tendrás que dominar la materia de tu presentación, por supuesto, pero también los básicos de la oratoria, para irlos integrando en tus discursos poco a poco.

    Puedes darte de alta en Presento y descubrir todos los cursos de la plataforma, empezando por el más básico que tienes que dominar:

    CURSO ESTRUCTURA DE UN DISCURSO

    Presento.es

    Aprenderás los fundamentos de la oratoria para que afines la creación de tus discursos, ganes tiempo y asegures que aquello que transmites es lo que tu audiencia recibe.

    DESCUBRIR EL CURSO

    Y una vez lo hagas, una vez tengas tu presentación preparada y domines el contenido, lo tienes que ensayar.

    Ensaya antes tus intervenciones

    Nunca vayas a una presentación y que las palabras que salgan de tu boca lo hagan por primera vez en ese momento.

    Si te cuesta hablar en público lo más probable es que los nervios te dificulten la fluidez de palabras.

    Tú quieres hablar, de hecho puedes hablar, a tus amigos o familia les puede contar tus historias diarias durante horas, pero ese momento, ese maldito momento de tener una audiencia delante puede que seque tu cerebro y de tu boca salga, nada, o una serie de ideas inconexas que te acaban por hacer sentir ridículo o frustrado.

    Por eso tienes que ensayar.

    Para que tengas en mente un escenario ideal.

    Ese escenario ideal es: que tu discurso te saliera igual que cuando lo recitas en voz alta en tu cuarto.

    Pero ¿sabes qué? Eso no va a ocurrir.

    Y esto nos devuelve al punto 1, adapta tus expectativas, en este caso, respecto a cómo será tu intervención.

    El objetivo es que consigas acercarte lo máximo posible a la versión ensayada de tu discurso, no hacerlo exactamente igual, porque la situación no tendrá nada que ver.

    El día de la presentación habrá nervios o situaciones no controladas con las que lidiar.

    Me temo que puede que incluso te quedes en blanco o la presentación sea un desastre, sería un farsante si te vendiera una fórmula mágica con resultados seguros para que todo salga bien en tu presentación.

    Pero aunque eso ocurra una vez, si insistes, si tienes por hábito preparar y ensayar tus charlas, entonces estoy seguro de que ese camino terminará contigo haciendo buenas presentaciones y no sufriendo tanto como puede que sufras ahora mismo.

    Un ensayo sólido es además bastante sencillo:

    1. Lee tu texto en alto varias veces.
    2. Grábate en vídeo.
    3. Busca a alguien a quien presentarle tu discurso.

    De nuevo, casi nadie ensaya así sus discursos, por eso lo siguen pasando tan mal en sus intervenciones.

    Si tú lo haces de forma regular lo harás mejor que ellos, tus presentaciones serán de más calidad y poco a poco irá mejorando también tu habilidad para hablar en público, en paralelo con tu autoestima, como te he dicho antes.

    Y por último, si haces todo lo anterior, pero el día de tu intervención aún te quieres morir de los nervios, hay un hábito que puede ayudarte parcialmente.

    Usa ténicas para controlar tus nervios

    He dicho parcialmente porque sería el mismo vende-chancletas-en-Siberia si te dijera que estás técnicas son milagrosas.

    De hecho hay veces que la incapacidad de hablar en público es patológica, un tipo de fobia social, seguro que has oído hablar de la glosofobia, que es la incapacidad patológica de hablar en público.

    Cuando es el caso, lo mejor es tratarlo con profesionales que saben de esto mucho más que yo, que son psicólogas o psicólogos.

    Pero en los años que llevo formando en oratoria han pasado por mis clases cientos de personas y nunca he visto a una persona que pensara que no podría hablar en público jamás si se prepara y practica.

    Y eso que he visto a personas adultas paralizarse, quedarse en un blanco tal que no podían ni decir su nombre, o incluso llorar.

    Pero la mayoría de ellas han podido mejorar poco a poco cuando se han expuesto de forma controlada a la experiencia.

    Por eso trabajo desde la premisa de pensar que todas y todos podemos aprender a hablar mejor en público.

    Tú también, por supuesto.

    Así que cuando llegue el día D y los nervios te atosiguen, y aparezcan temblores, sudores y palpitaciones propias de un corredor de los 100 metros libres, puedes tener una rutina para tratar de controlarlos.

    Esa rutina puede implicar retirarte antes de tu charla a una sala o simplemente al baño, sentarte tranquilamente, y a pesar de esos síntomas, que los tendrás, hacer algún ejercicio de relajación o respiración.

    Y sinceramente, el ejercicio que hagas dará igual, lo importante es que lo pruebes una primera vez, y después tengas el hábito de hacerlo siempre.

    Por ejemplo, puedes hacer una respiración diafragmática, o puedes hacer una pequeña meditación, que suponga contar hasta siete y volver a empezar la cuenta durante unos minutos.

    También puedes combinar ambas, o probar cualquier otro ejercicio de respiración, meditación, mindfulness o similares que conozcas.

    En definitiva, el objetivo es crearte hábitos, que es de lo que has visto que va todo esto.

    No hay fórmulas mágicas, pero sí hojas de ruta efectivas.

    Empieza por rebajar tus expectativas, prepara bien tus discursos, ensaya todo lo que puedas y apoyate en esas técnicas para reducir los nervios el día de la presentación.

    Con todo lo anterior empezarás a hacer mejores presentaciones cada vez, irás ganando autoestima y mejorando esto que es una habilidad, como andar en bici o cocinar.

    Ánimo, y…¡a trabajar!

    Recursos mencionados

    Cursos para superar el miedo a hablar en público

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    10 February 2022, 7:19 am
  • 20 minutes 55 seconds
    92. Así podría enseñarse a hablar en público en la escuela
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    Hablar en público en la escuela es una asignatura pendiente que poco a poco vamos corrigiendo.

    La receta para enseñar a los niños a hablar en público no es compleja, y podría resumirse en lo siguiente:

    Capacitar al profesorado para que enseñe oratoria de forma específica y la practique de forma transversal.

    La anterior frase contiene 3 ideas que nos dan una hoja de ruta para trabajar la oratoria en el aula y asegurar que nuestro alumnado aprende a hablar en público adecuadamente:

    1. Capacitar al profesorado
    2. Enseñar oratoria de forma específica
    3. Practicar de forma transversal

    Logos Digital es una proyecto educativo que propone seguir esa hoja de ruta para que profesorado y alumnado aprenda a hablar en público.

    El profesorado se capacita porque es quien implementa el proyecto, y el alumnado solo tiene que ver el contenido en vídeo de una plataforma que les enseña el ABC de la oratoria.

    A lo largo de 11 lecciones van construyendo un discurso que presentan al final del proyecto.

    Logos Digital

    Recursos mencionados

    Logos

    Logos Digital

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    4 February 2022, 7:54 am
  • 18 minutes 29 seconds
    91. Cómo superar el síndrome del impostor al hablar en público
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    Al hablar en público el síndrome del impostor es un sospechoso habitual, que puede aparecer de la siguiente forma.

    • Ser incapaz de evaluar de manera realista tus competencias y habilidades.
    • Atribuir tu éxito a factores externos.
    • Autocriticar en exceso tu desempeño.
    • Miedo a no estar a la altura de las expectativas.
    • Sabotear tu propio éxito.
    • Dudar de ti.
    • Establecerte metas muy desafiantes y sentir decepción cuando no las consigues.

    En este episodio descubrirás el trabajo de Valerie Young y nos acercaremos al estoicismo para buscar soluciones.

    Recursos mencionados

    Curso Storytelling Corporativo

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    27 January 2022, 11:18 am
  • 26 minutes 8 seconds
    90. Cómo convertir en sexy un tema soporífero
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    Un trámite aburrido.

    Así resumiría mi paso por la universidad para convertirme en Diplomado en Turismo.

    Tengo que asumir que me corresponde bastante mérito en lo anterior, porque recuerdo mi post-adolescencia como un época confusa en la que era complicado comprometerme a nada.

    No era el alumno más aplicado y participativo, desde luego.

    Pero de lo que guardo peor recuerdo es de lo soporíferas que resultaban muchas clases.

    Una profesora o un profesor que activaba el modo clase magistral, y se dedicaba a hablar durante una hora mientras el resto tomábamos apuntes.

    Digo tomábamos, pero yo dejé de hacerlo el segundo día, claro.

    La cuestión es que repasando mentalmente el temario de las asignaturas de aquella carrera, hay temas que ahora me parecen interesantes:

    • Economía
    • Geografía
    • Marketing

    Sobre esos temas he leído varios libros o he hecho cursos en los últimos años.

    ¿Qué ha pasado?

    ¿Por qué entonces no me interesaron y años después si?

    Repito que no voy a escamotear mi responsabilidad en ello.

    Hay un proverbio que dice:

    Cuando el alumno está listo, aparece el maestro.

    La vida nos hace evolucionar e interesarnos por temas diferentes en cada etapa, y esto me parece muy bonito.

    Pero lo cierto es que la forma en la que enseñamos o nos enseñan, influye mucho en cómo la persona que tiene que aprender interactúa con la materia que corresponda.

    ¿Podrían haber hecho algo los profesores para tratar de hacer más interesantes las materias de mi carrera?

    Definitivamente.

    Así que descubramos cómo convertir esos temas en sexys y cautivadores.

    Por cierto, como es muy subjetivo decidir qué temas son interesantes y cuáles no, haremos nuestras las palabras de Chesterton como guía:

    No hay temas aburridos, si no mentes desinteresadas.

    Así que veamos 7 propuestas con las que conseguirás incluso despertar a las mentes desinteresadas.

    1. Empieza con el por qué

    Simon Sinek es un conferenciante y escritor inglés que se hizo famoso hace ya muchos años por una charla que tenía precisamente este título.

    Start with why o empieza con el por qué.

     
    La idea principal de la charla es que las y los grandes líderes o empresas, consiguen sus logros siguiendo un patrón.

    Piensan, actúan, y sobre todo comunican con algo así como una fórmula que incluiría tres palabras: qué, cómo y por qué.

    Ese patrón lo ilustró en un círculo con 3 esferas que denominó el círculo dorado, en el centro del cual estaba el porqué.

    De esta forma, ese porqué sería la base a partir de la cual construir la razón de ser de una empresa o persona, y por supuesto toda pieza de comunicación.

    Pone el ejemplo de Apple.

    Apple crea todos sus productos con una premisa, un por qué, que sería:

    Todo lo que hacemos lo hacemos cuestionando el status quo o cómo las cosas se hacen actualmente.

    De ahí su famoso claim:

    convertir en atractivo un tema aburrido

    Así, cuando Alicia compra un iphone, no compra simplemente un teléfono, hay muchas compañías que los hacen, y más baratos.

    La clave es que Apple ha conseguido que Alicia crea en lo que ellos creen.

    Alicia también quiere cuestionar el status quo, también quiere pensar diferente, por eso compra a Apple.

    Repito, todo esto parte de dejar claro de inicio el porqué.

    Ahora, tratemos de aterrizar algo de lo anterior a un terreno práctico.

    Imaginemos que eres un contable y tienes que presentar las cuentas del trimestre.

    ¿Cómo podrías crear una charla que parta del porqué para hacer el tema interesante desde el minuto 1?

    Si la clave es hacer que tu audiencia crea en lo que tú crees, se me ocurre que podrías pensar en las repercusiones que tienen las cuentas para el personal de tu empresa.

    Eso suena a una buena respuesta a ¿por qué son las cuentas importantes?

    Quizás en lugar de empezar tu discurso diciendo…

    Voy a presentar las cuentas del periodo que corresponde a octubre, noviembre y diciembre.

    Podrías empezar con lo siguiente:

    Si seguimos ajustando el gasto como lo hemos hecho el trimestre anterior, puede que a mitad de año los de marketing podáis aumentar presupuesto en publicidad y los comerciales podáis renovar los coches, y por supuesto, tendremos fondos para cambiar de una vez la cafetera de la cocina.

    Voy a explicar cómo hemos hecho esto posible en los últimos 3 meses.

    Y aquí va la tarea para ti:

    ¿Cómo podrías empezar alguna de tus charlas con el por qué?

    2. Sé el más motivado por el tema

    Si quieres generar interés en un tema, tienes que ser la primera persona que demuestre que ese tema es interesante.

    Esto es una obviedad pero es así de cierto.

    Partir de ese campamento base es condición necesaria para llegar a territorio sexy.

    Cuando dominas perfectamente un tema, eres capaz de verlo y entenderlo desde prismas muy diferentes, y por lo tanto, la forma de explicarlo de manera interesante se multiplica.

    Hans Rosling era un médico sueco dedicado a la salud internacional.

    Se hizo famoso por sus charlas TED en las que mostraba la evolución de la población del planeta en gráficos de burbujas que explicaba usando algo así como una lanza de madera enorme.

    La puesta en escena ya era diferente, interactuando con los apoyos visuales de esa forma tan particular, pero otra de sus características era la pasión y motivación que mostraba sobre el tema.

    Había momentos en los que sus gráficos se movían en tiempo real, por ejemplo, enseñaba la evolución de la población humana a lo largo de las décadas.

    Y mientras el gráfico se movía él lo iba siguiendo apoyado en la pantalla, transmitiendo lo que pasaba cual comentarista deportivo de forma efusiva.

     
    Al ver una de sus charlas te das cuenta de lo que transmite, y recuerdo que es un ponente hablando de la evolución de la natalidad en el mundo.

    Y sobre todo escucharás al público entregado, completamente contagiado por su pasión.

    El bueno de Rosling desde luego que sabía convertir en sexy cualquier tema, por eso hablaré después de nuevo de él, y por eso te invito a analizar sus charlas, porque son una fuente de inspiración y creatividad.

    Apasionarte sobre el tema que presentas también creo que implica no bajar la guardia al explicarlo.

    Cuando sabes mucho sobre un tema, puedes caer en la maldición del conocimiento, y explicarlo de una forma incomprensible para tu audiencia porque no tiene los antecedentes o conocimientos que tienes tú.

    O puedes simplemente dejarte llevar y explicar el tema como lo has hecho siempre, sin darle media vuelta creativa.

    Ambos caminos tienen un precio, que es la posibilidad de aburrir a tu audiencia o aburrirte tú.

    Por eso, si sabes mucho sobre un tema, trata de apalancar ese conocimiento para conseguir procesarlo de forma diferente y pensar en maneras de transmitirlo creativas, disruptivas o, por qué no, controvertidas.

    Hablaremos más adelante de estrategias concretas, pero en lo que corresponde a la energía y motivación, también puedes poner a tu favor un par de trucos:

    • Presentar de pie (proyecta dinamismo y permite movimientos)
    • Que haya suficiente iluminación (poca luz invita a dormirse, sobre todo después de comer)
    • Adaptar el espacio (la distribución de una sala en formato escuela, con mesas, genera una barrera, mientras que en U conecta más a ponente y público)

    También puedes ser disruptivo y pensar en formas creativas de distribuir a la audiencia, por ejemplo, si la sala lo permite sentados en el suelo.

    3. Muestra más di menos

    Esta traducción mediocre que he hecho de la frase en inglés Show don’t tell, destila en realidad la misma idea que la frase: una imagen vale más que mil palabras.

    Y abre el melón de las demostraciones.

    Siempre que la situación o la materia acompañe, una demostración es la mejor manera de explicar algo, especialmente si es el funcionamiento de una máquina o un programa o solución digital.

    De esto saben mucho los de la teletienda, que construyeron en su día todo un imperio a base de charlatanes que te enseñaban, por ejemplo, como un cuchillo podía cortar una lata y después un tomate.

    Pero sin caer en métodos de dudosa ética, son muchos los ejemplos de charlas que se alimentan de este poderoso recurso para darle un toque de dinamismo a un tema.

    Por ejemplo Walter Lewin es un astrofísico holandés y ex profesor de física en el Instituto de Tecnología de Massachusetts.

    Hay muchos ejemplos del tipo de clases que daba el profesor y que desde luego, conseguían hacer sus clases de física todo menos aburridas.

    Y aprovechando la fuerza de la gravedad, volvamos a la tierra para tratar de encontrar usos prácticos de las demostraciones en charlas que tengamos que hacer en nuestro día a día.

    Si presentas un producto o servicio que se puede enseñar, te resultará sencillo valerte de una demostración en tus intervenciones.

    Si se trata de una idea o de un tema aparentemente poco sexy, como las cuentas del trimestre anterior, puedes buscar maneras alternativas de crear una demostración.

    Por ejemplo, si no es fácil de hacer la demostración in situ, podrías proyectarla.

    En la siguiente charla, el niño Richard Turere explicaba un mecanismo que había inventado para ahuyentar los leones del terreno que su familia tenía en un pueblo de Kenia.

    Lo que hace es narrar una demostración que proyectaba en la pantalla en forma de fotos y vídeos, demostrando, en concreto, cómo funcionaba el mecanismo de luces que había inventado.

    Sencillo pero efectivo.

     
    En caso de hablar de temas que se presten menos, en teoría, a una demostración, tendrás que tirar de creatividad y pensar en cómo puedes construirte tu demostración.

    Se me ocurre, que al presentar las cuentas del trimestre, podrías proyectar una imagen de una cocina flamante de una empresa, y, como te decía antes, explicar que ese puede ser el futuro de la empresa si las cuentas siguen por el camino actual.

    De esta forma estarás proyectando a la audiencia hacía un futuro que podría conseguirse, creando algo parecido a esa demostración.

    4. Varía el ritmo y el contenido

    En general al hablar en público para mantener el interés la clave es la alternancia, huir de la monotonía.

    Si tu tema es de los que cotizan a la baja en el molometro, lo anterior es aún más necesario.

    Tu objetivo en este punto es conseguir romper la monotonía que incluso la audiencia puede estar esperando, al saber el tema del que se hablará.

    En otras palabras, tienes que tratar de sorprenderles.

    La herramienta clave para ello es la variación del ritmo y del contenido.

    Puedes variar el ritmo de forma literal, aquí será clave que haya «momentos Rosling», donde te vienes arriba y aceleras el discurso o incluso aumentas tu volumen, combinándolos con momentos más sosegados en los que el ritmo disminuye.

    Y ese ritmo también variará cuando introduzcas contenido en diferentes formatos.

    En ciertos puntos de tu charla puedes parar, y por ejemplo, hacer una encuesta con programas como Mentimeter, con los que la audiencia hace votaciones simples desde su móvil.

    En esas paradas también puedes proyectar un vídeo, una noticia, una imagen sorprendente, o si te animas, puedes contar una historia relevante.

    Repito, la clave será conseguir variación.

    Si dibujáramos un gráfico del contenido de tu charla, tendrías que asegurarte de que no sea una línea recta que quiera decir que solo has incluido palabras en un mismo ritmo.

    El gráfico debería ser más bien una consecución de picos, que rompan esa monotonía, donde cada pico puede ser un vídeo, una historia, una votación, o lo que se te ocurra.

    convertir en atractivo un tema aburrido II

    5. Haz que la audiencia participe

    Vamos a tirar del hilo de la idea anterior para extenderlo.

    Si tu tema es durete, y se da el caso, las dinámicas participativas son tus aliadas para conseguir que la audiencia se enganche.

    Hemos hablado de esas pequeñas interacciones, como hacer una encuesta con software online, pero yo incluso trataría de que la audiencia se mueva.

    Quizás esa votación la puedes plantear pegando folios en la pared y con pegatinas de puntos para que la audiencia vote.

    Siguiendo con el ejemplo de la presentación de cuentas del trimestre.

    Imagina que entras en la sala y el ponente te dice:

    Coge unas cuantas pegatinas, lee las preguntas de los folios de la pared y responde pegando una pegatina en la respuesta que creas correcta.

    Y en los folios de la pared hay preguntas del tipo:

    • ¿Cuál crees que ha sido el beneficio este trimestre?
    • ¿Cuánto crees que hemos gastado en agua en diciembre?

    Serías el contable molón, te lo adelanto.

    Lo bueno es que estás dinámicas pueden combinarse con la idea del punto anterior, y usarlas a lo largo de la charla parando en momentos puntuales.

    Esas paradas podrían suponer que hagan un ejercicio solos o en pareja, que se levanten y trabajen en grupos, y en definitiva cualquier actividad, eso sí, relacionada con el tema que presentas.

    Con ello conseguirás conectar a la audiencia con el tema a través de una experiencia más participativa y menos explicativa.

    6. Usa el humor

    Quizás en este punto estás pensando:

    Ya estamos con lo de siempre, con la turra de usar el humor.

    Pero es que esta vez es fundamental.

    Si hablamos de tratar de convertir un tema tedioso en sexy, seguramente el mejor recurso es tratar de amenizarlo con humor.

    De hecho, si lo piensas, la mayoría de lo que hemos visto hasta ahora implica el uso de humor.

    Si has visto las charlas de Hans Rosling, en ellas siempre se escuchaba como la audiencia al ver una persona tan motivada, se reía.

    Cuando varias el contenido o facilitas la participación de la audiencia, el tono que se genera es mucho más distendido, de una u otra forma todo es parte del humor.

    Teniendo esto en cuenta, si te animas, puedes contar alguna anécdota o historia graciosa, pero en realidad todo puede ser más sencillo.

    Por ejemplo, siempre que la situación y el tono lo permita, puedes buscar fotos, memes o vídeos graciosos relacionados con el tema y proyectarlos en un momento concreto.

    Repito mi punto de vista, porque he visto diapositivas supuestamente graciosas fuera de lugar que han hecho que cayera de mi frente una gota de sudor.

    Mide el tono y el contexto del lugar en el que presentas, y sobre todo, si quieres convertir en ameno un tema tira de estos recursos.

    En general, diría que las historias o anécdotas graciosas narradas por ti como ponente tendrían cabida en casi cualquier situación y ambiente.

    7. Sorprende con tus apoyos visuales

    Hans Rosling se dedicó a la divulgación siempre de una forma creativa y amena, y desde luego pedagógica.

    La mayoría de las veces los hizo usando apoyos visuales llamativos.

    Rosling se convirtió en un maestro de la visualización de datos complejos de forma brillante.

    Por ejemplo, en la siguiente charla muestra la evolución de la población mundial construyendo un gráfico físico con cajas.

    Una caja representa 1000 millones de personas, y delante de la caja pone un objeto, por ejemplo unas chancletas, y con eso quiere decir que esos 1000 millones de personas tienen acceso a los recursos más básicos.

    Después pone otra caja, que representa 1000 millones de personas más, en este caso con un poder adquisitivo algo superior, por lo que delante de la caja pone un coche, que es un bien al que pueden aspirar.

     
    Y por supuesto, Rosling parte de algo que ya hemos dicho para construir la charla; de la pasión y el conocimiento por la materia.

    Pero lo que hace grande esa charla es cómo sorprende con los apoyos visuales, que puede inspirarte a ti también si quieres darle un toque mágico a un tema tedioso.

    Básicamente podemos pensar en 2 tipos de apoyos visuales:

    Si usas proyecciones, hay varias maneras de sorprender porque la media de diseño de proyecciones es tan baja en general, que es fácil que seas creativo.

    Incluso puedes optar por el atajo y hacer el curso de diseño de presentaciones de Presento, en el que aprenderás, de una vez, todo lo básico que tienes que saber sobre cómo diseñar una presentación elegante y persuasiva, que sorprenda a la audiencia y proyecte una imagen más profesional de ti:

    CURSO DISEÑO DE PRESENTACIONES BÁSICO

    Presento.es

    Conoce los errores comunes al diseñar una presentación y aprende a corregirlos de forma estética y armónica, sean cuales sean tus conocimientos: Diseño para no diseñadores.

    DESCUBRIR EL CURSO

    Allá van  algunas ideas:

    ¿Por qué no proyectar solo imágenes en toda tu presentación? Ni una palabra, solo fotos en alta definición.

    O usar frases impactantes o sorprendentes en tipografías enormes.

    Por ejemplo, nuestro contable podría abrir su presentación con una dispositiva que dijera:

    ¿Tendremos cafetera nueva en abril?

    Después explicaría que si mantenemos los gastos en la misma línea tendremos remanente como para cambiar la cafetera etc.

    Pero, a lo que te invito es a que pienses también en apoyos visuales en forma de objetos, porque son los más impactantes.

    Establecer comparativas con objetos suele ser sencillo y efectivo.

    Por ejemplo, nuestro contable podría sacar un billete de 5 euros y decir que si ese fuera el beneficio del año pasado, este año hemos conseguido (haría una pausa dramática), y sacaría un billete de 10, mostrando que se han duplicado esos beneficios.

    En fin, ya ves que este es un ejemplo algo banal, pero las posibilidades son infinitas.

    La científica Jill Bolte Taylor sacó un cerebro humano real en una charla TED, o el cocinero Jamie Oliver una carretilla llena de azúcar que volcó en medio del escenario.

    El poder que tienen los objetos en una presentación es brutal, y desde luego que pensar en formas creativas de introducirlos en una charla para darle un toque fresco a un tema ladrillo es camino seguro de éxito.

    Bienvenid@ a territorio sexy

    Sea cual sea el tema que te toque presentar, ahora ya sabes que siempre podrá ser más cautivador si tienes en cuentas lo siguiente:

    1. Empieza con el por qué
    2. Sé el más motivado por el tema
    3. Muestra más di menos
    4. Varía el ritmo y el contenido
    5. Haz que la audiencia participe
    6. Usa el humor
    7. Sorprende con tus apoyos visuales

    ¿Qué otros recursos se te ocurren para convertir en sexy un tema soporífero?

    Te leo en los comentarios.

    La entrada 90. Cómo convertir en sexy un tema soporífero se publicó primero en Presento.

    20 January 2022, 9:54 am
  • 13 minutes 2 seconds
    89. Descubre recursos retóricos analizando este discurso
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    Te propongo que escuches un discurso que voy a narrarte, y te conviertas en un analista de discursos para identificar lo siguiente:

    1. Estructura
    2. Recursos retóricos.

    Respecto a la estructura, puedes repasar el contenido mencionado en el episodio 79, La fórmula para preparar tu charla como un estratega y triunfar en el que te hablé de 4 puntos a tener en cuenta al crear un discurso:

    • Tipo de discurso
    • Tema
    • Idea
    • Puntos principales

    En lo que corresponde a los recursos retóricos, te propongo identificar lo siguiente:

    • Recurso de apertura (pregunta, cita, historia, dato impactante).
    • Cómo y dónde se han hecho pausas
    • ¿Existe una llamada a la acción? si es el caso, ¿cuál es?

    La entrada 89. Descubre recursos retóricos analizando este discurso se publicó primero en Presento.

    13 January 2022, 9:27 am
  • 22 minutes 53 seconds
    88. 5 errores que pueden arruinar una presentación, y cómo solucionarlos
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    Si estás leyendo estás líneas es porque tienes que hacer presentaciones regularmente, o te tocará hacerlas de aquí en adelante.

    Y como, tristemente, esta materia aún no se enseña todo lo que se debería, aún son habituales las presentaciones mediocres y plagadas de errores cada día en pequeñas salas de reuniones o grandes auditorios.

    Pero ¿sabes qué?

    A ti no te ocurrirá eso, porque estás a punto de aprender los errores más comunes al hacer una presentación, y lo mejor de todo es que vas a descubrir la solución a cada uno.

    No perdamos un minuto más…

    1. Olvidarte de tu audiencia

    Cuando estaba estudiando en la universidad, recuerdo un señor que nos daba clase de una asignatura de dudosa utilidad llamada protocolo.

    El hombre estaba a punto de jubilarse y sus alumnos le importábamos lo mismo que unos guantes para la nieve a un caribeño.

    Cada día llegaba a clase, se sentaba en la mesa, apoyaba sus gafas en la punta de la nariz y abría un libro que se dedicaba a leer durante una hora.

    Sin pestañear ni levantar la vista para ver si aún estábamos allí o habíamos perecido de aburrimiento.

    Tengo muy presente a este señor para recordar cómo nunca debo tratar a la audiencia a la que hable.

    Hace poco leí un concepto que me encantó:

    Establecer líneas de comunicación con la audiencia al hablar en público.

    Y precisamente este error nos habla de olvidarte de tender esas líneas, es como si en el viejo juego de los botes de yogur con un hilo, solo tuvieras tu bote de yogur y le hablaras a él con la esperanza de que alguien te escuche al otro lado.

    Al hablar en público tu audiencia siempre es la protagonista y por lo tanto debes asegurarte de que tu discurso no sea un monólogo que te implique solo a ti.

    Olvidarte de tu audiencia es:

    • No adaptar tu contenido a sus necesidades o conocimiento.
    • No interactuar con ellos de ninguna forma.
    • O no establecer un contacto visual adecuado, entre otras cosas.

    Por supuesto, hay ponentes que dan la misma charla en diferentes sitios y funciona a las mil maravillas, esos grandes speakers que cotizan por las nubes.

    O incluso puede que estés pensando en esa persona a las que te tirarías escuchando horas sin necesidad de interactuar, ni para respirar, mientras habla.

    Pero honestamente, si eres de los del montón, como yo, tendrás que trabajar para conseguir conectar con tu audiencia, y aspirar a ser uno de esos ponentes top no sé hasta qué punto ayuda o entorpece en el proceso de ir evolucionando como comunicador.

    Desde un terreno más realista, te recomiendo que trates de establecer esas líneas de comunicación con tu audiencia cuando te toque hablar en público.

    Veamos cómo lo puedes hacer.

    1. Establece líneas de comunicación con tu audiencia desde la fase de preparación de la charla

    Imagina que quieres hacer ese juego de un hilo con dos botes de yogur. Quizás antes de hacer nada te pares a pensar en qué tipo de botes tendrán mejor resonancia o qué hilo resistirá mejor.

    El trabajo de preparación de tu charla es igual.

    Analiza a quién vas a hablar y adapta tu contenido a ellas y ellos.

    Piensa cuál es su mayor problema y quizás des con una solución que puedes incluir en tu mensaje.

    Piensa también en cuanto saben sobre la materia, lo cual te ayudará a adaptar la forma en la que hablas y lo técnico que pueda ser el propio contenido. Así sabrás si es conveniente usar tecnicismos o por el contrario, debes pensar en incluir analogías sencillas para ayudarles a que no se pierdan.

    Y desde esa base llegará el momento de plantarte delante de ellas y ellos y poner a prueba tus yogures con hilo.

    2. Establece líneas de comunicación con tu audiencia en el momento de hacer la charla

    En ese momento debes tratar de interactuar con la audiencia todo lo que puedas.

    Si tienes poco tiempo o es una audiencia grande, puedes pensar en interacciones muy básica:

    • Que hagan un pequeño ejercicio con la persona de al lado.
    • Invitar a que anoten algo en uno o dos minutos.
    • Hacer una pregunta retórica que les haga pensar.
    • O simplemente que levanten la mano a una pregunta que hagas y requiera respuesta a mano alzada.

    Si tienes más tiempo y, sobre todo, en sesiones de formación o clases regulares creo que debes multiplicar esa conexión todo lo que puedas.

    • Juegos
    • Dinámicas
    • Debates
    • Trabajos en grupo

    La lista es infinita y las posibilidades de que conectes con tu audiencia si optas por ese camino, también.

    En fin, espero que recuerdes a partir de ahora a mi profesor de protocolo y su decisión de no establecer una línea de comunicación con nosotros como audiencia.

    Y piensa en cómo puedes construir tus yogures con hilo, y verás como cuando lo hagas te encontrarás a tu audiencia al otro lado, deseando interactuar contigo como ponente.

    2. Falta de estructura

    Uno de mis defectos profesionales es fijarme en las estructuras de las charlas que escucho.

    A veces voy anotando en un cuadernito los recursos que usa la persona que habla, y sobre todo busco un patrón que haya podido usar para estructurar sus puntos principales.

    Y te diré que la mayoría de veces no consigo encontrar ese patrón.

    Las ideas van y vienen, se apilan sin sentido aparente, y parece que el ponente simplemente ha ido anotando lo que se le ocurría, casi como si estuviera replicando de forma oral, la manera caótica y muchas veces inconexa en la que pensamos los humanos.

    El problema es que tratar de transmitir ideas oralmente requiere justo de lo contrario.

    La capacidad de comprender, y sobre todo retener información que tiene tu audiencia es muy limitada.

    Y es normal, porque resulta complicado prestar atención, procesar y recordar algo que te está diciendo alguien, que ha tenido todo el tiempo de preparar, cuando tú como audiencia dispones de unos pocos minutos para todo ese proceso de comprensión.

    De ahí que si quieres ser efectivo al trasladar tu contenido a una charla, sea indispensable que uses una estructura de hierro.

    La más básica de las reglas de la retórica es la menos respetada. Hace más de 2500 años Aristóteles ya nos enseñó que toda pieza de información debe contender lo siguiente:

    • Inicio.
    • Desarrollo.
    • Conclusión.

    En el inicio adelanta de lo que vas a hablar, en el desarrollo cuéntalo de forma más extensa y en el cierre recuerda de lo que has hablado.

    La versión de bolsillo sería algo así:

    Inicio
    Hoy voy a hablaros de peras, naranjas y manzanas:

    Desarrollo
    1. Las peras son irregulares.
    2. Las naranjas tienen vitamina C.
    3. Las manzanas son muy sabrosas.

    Conclusión
    Hoy os he hablado de peras, naranjas y manzanas.

    Con esta sencilla estructura mejoraría el 80% de las charlas confusas que has podido presenciar, te lo aseguro.

    ¿Es esta la única manera de estructurar un discurso? No.

    ¿Debería ser probada y dominada por cualquiera que hable en público más de dos veces en su vida? Absolutamente.

    Hace unos años me dio por aprender a hacer fotos.

    Entre los muchos libros que leí encontré una frase que se me grabó a fuego y creo que es aplicable para casi cualquier habilidad que aprendas, por supuesto, también para la oratoria.

    Dice así:

    La técnica hay que aprenderla para luego poderla olvidar.

    3. Falta de ensayo

    Me gusta preparar mis intervenciones cuando tengo que hacer una presentación, le sigo teniendo mucho respeto a hablar en público y aún le tengo más respeto a la audiencia, en el sentido literal de la palabra.

    De ahí que me produzca rechazo la gente que levanta la barbilla y fanfarronea diciendo:

    • Yo no me preparo mis charlas.
    • Lo peor es ensayar porque no suenas natural.

    ¿Hay personas que no preparan sus charlas y son capaces de hablar de forma magnética durante horas en un escenario? Por supuesto.

    Si eres una de ellas quizás en este artículo no hay nada para ti, deja de leer y dedica este rato a limarte las uñas u ordenar, de una vez, el zapatero de la entrada.

    Pero si eres del montón, como yo, lo mejor es que trabajes duro si quieres aprender a hablar en público mejor que la media.

    Y ensayar tus intervenciones es el mejor camino para conseguirlo.

    La primera vez que salga el contenido de tu discurso por tus labios nunca debe ser el momento en el que tienes a tu audiencia ya delante.

    Si te has preparado bien el contenido teniendo en cuenta lo dicho en los puntos 1 y 2, lo tendrás listo para pasar a la fase de ensayo.

    Una manera efectiva de ensayar un discurso es la siguiente, que consta de 3 pasos:

    1. Empieza por leer en alto.

    Si es un guion completo porque la charla es corta léelo entero, y si habrá partes que digas con tus palabras, hazte unas notas y ve recitando el contenido, sentado, de pie o incluso caminando.

    2. Grábate en vídeo

    Una vez tengas todo, o parte del contenido interiorizado como para poderlo decir sin guion grábate, y así verás cómo suena el discurso y cómo se refleja en tu comunicación no verbal (y podrás hacer correcciones, por supuesto).

    3. Preséntale el discurso a alguien

    Busca alguien de confianza a quien le puedas presentar el discurso, házselo y que te de feedback. Con lo que te diga decide si implementas las propuestas o no.

    A partir de ahí, la milla extra, que suelen decir los anglosajones, te la dará la capacidad que tengas de ensayar, ensayar y ensayar:

    • En casa.
    • De camino al trabajo mentalmente mientras vas en metro.
    • En la ducha mientras te frotas detrás de las orejas.

    Cuanto más ensayes, mejor, así de simple.

    En mi caso, ¿ensayo todos mis discursos de esa forma? No.

    ¿Ensayo los discursos que son muy importantes o pueden tener un impacto profesional de esa forma? Absolutamente.

    Te invito a reflexionar sobre lo que quiere decir lo anterior para ti.

    4. Confesar lo que el público no debe saber

    Hace un tiempo estaba formando a un grupo de jóvenes en oratoria entre los que se encontraba un chico que se llamaba Ángel.

    Ángel no paraba de decirme que no valía para hablar en público, a lo cual yo le respondía que creía que se equivocaba.

    No fue capaz de hacer un ejercicio que le propuse delante del resto de la clase porque se bloqueó.

    Lo que hacía era empezar a hablar, y auto interrumpirse para contarnos lo que se le pasaba por la cabeza en cada momento.

    Como sufría las consecuencias del miedo a hablar en público lo que se le pasaba por la cabeza no eran precisamente mensajes de ánimo para sí mismo, sino más bien frases auto saboteadoras.

    Quería hablar de criptomonedas, y su intervención fue algo así:

    Las criptomonedas son muy famosas ahora…

    No, a ver, qué tontería he dicho…

    Las criptomonedas las hacen los bancos…

    Bueno, no son de bancos, empiezo otra vez…

    Después de un par de frases del estilo se quedó en blanco y lógicamente, no extendí su sufrimiento y se sentó con cara de frustración.

    Sutilmente le dije que si le apetecía se quedara unos minutos después de la clase solo conmigo. Y así hizo.

    Me senté delante de él y yo sería su única audiencia.

    Le propuse un ejercicio con un único objetivo: no podía decirme nada de lo que se le pasara por la cabeza, ningún comentario privado ni pensamiento intrusivo, solo quería escuchar contenido sobre criptomonedas.

    Le costó 3 o 4 intentos pero al final lo consiguió. Sustituyó esas palabras vacías y saboteadoras por otras relacionadas con su mensaje. Nada especialmente interesante y algo errático, es normal, estaba improvisando, y en realidad daba igual.

    Le choqué la mano, le felicité y me dio las gracias, y en ese momento supe que le había ayudado.

    Y así, reafirme mi idea de lo importante que es no decirle a tu audiencia lo que no necesita saber.

    Tú debes medir lo que quieres o no quieres compartir con ella, la vulnerabilidad puede ser una herramienta muy potente, pero si dudas, quizás mejor que entrenes a no confesar cosas del tipo:

    • Perdón, no he tenido tiempo de preparar la charla.
    • Es que estoy muy nerviosa.
    • Voy a pasar estas diapositivas porque no nos da tiempo a ver este contenido.

    Voy dejarte con una frase que resume la historia de Ángel, y que espero te ayude a recordar esta idea de aquí en adelante:

    Si vienes a hablar de criptomonedas, habla de criptomonedas, y punto.

    5. Contenido muy intelectual y nada emocional

    Este error tiene bastante que ver con el primero que hemos comentado, el hecho de olvidarte de tu audiencia.

    Generalizar siempre es tratar de simplificar lo complejo para hacerlo comprensible, pero permíteme que lo haga desde mi experiencia.

    He conocido muchas personas con perfiles técnicos que al hacer presentaciones se escudan en lenguaje aséptico y carente de calorcito o la más mínima humanidad, casi como narrando una receta.

    Mentes muy rigurosas que piensan:

    Esto que digo está bien, así que es lo que tengo que decir.

    Y si, la información es correcta y objetiva pero acaba pareciendo una narración de Siri.

    Repito, no son todas las personas con esos perfiles, he conocido ingenieros con alma de humanista capaces de conectar con sus emociones y transmitirlas de forma brillante.

    Quedémonos solo con la forma en la que pueden representar esta idea del contenido intelectual vs el emocional.

    Porque este es un error en el que podemos caer todos.

    Quieres mostrar que sabes mucho sobre lo que hablas e incluyes datos y estadísticas, tecnicismos y palabras rimbombantes.

    Si intuyes que puede estar pasándote esto, te nimo a que empieces a pensar en cómo puedes incorporar contenido cálido y emocional en tus charlas.

    Creo que este tipo de contenido puede convivir perfectamente con el intelectual, en una combinación muy elegante y apreciada por tu público.

    Y esto puedes lograrlo desde el lenguaje, te dejo algunas ideas:

    1. Si estás hablando de ti incluye estructuras que denoten emociones o sentimientos

    • Me sentí de esta forma.
    • Me emocionó.
    • Estuve muy triste en aquella época.
    • Supuso una enorme alegría.
    • Nunca me he sentido más orgulloso.

    2. Si estás hablando de la audiencia haz lo mismo pero relacionado con ella

    Vincúlate con sus problemas desde la emoción, interpelándoles con lenguaje del tipo:

    • Puede que estéis frustrados.
    • Entiendo cómo os sentís ahora mismo.

    También puedes contar una historia de alguien que ha pasado por lo mismo, explicando cómo se sintió y relacionándolo la con la audiencia.

    Por último, he escrito en Google “emociones básicas”, y una de ellas era alegría, entonces he escrito alegría y le he dado a imágenes y todas, absolutamente todas mostraban una persona riendo.

    La mejor manera de que tu audiencia se alegre es el ingenio, la sorpresa o el humor, así que asegúrate de incluir buenas dosis de todo ello en tus charlas, porque:

    ¿Quién no quiere hacer sentir alegría a la gente a la que le habla?

    La entrada 88. 5 errores que pueden arruinar una presentación, y cómo solucionarlos se publicó primero en Presento.

    22 December 2021, 8:26 am
  • 11 minutes 20 seconds
    87. Introducción a las proyecciones visuales y minimalistas
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    Se estima que unas 7 de cada 10 presentaciones que se hacen en entornos corporativos usan una proyección como apoyo visual.

    Y si nadie nos enseña a hablar en público, rara vez aprendemos los fundamentos de diseño y estructura de información para proyectar diapositivas efectivas.

    El resultado ya lo conoces, toneladas de información en diapositivas recargadas e imposibles de procesar.

    La solución es aplicar los principio de las proyecciones visuales y minimalistas, tal y como se explica en el curso de diseño de proyecciones de esta plataforma.

    En este episodio libero la lección 2 de este curso para entender cuáles son los fundamentos de esta «filosofía» y descubrir algunos consejos que te ayudarán a comenzar a recorrer ese camino hacia el minimalismo y lo visual al proyectar diapositivas.

    Recursos mencionados

    Curso Diseño de Presentaciones

    La entrada 87. Introducción a las proyecciones visuales y minimalistas se publicó primero en Presento.

    17 December 2021, 10:21 am
  • 18 minutes 32 seconds
    86. 7 trucos sorprendentemente efectivos para comunicar mejor
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    En mi labor como docente, desde hace ya unos cuantos años, formo a un grupo de adolescentes de unos 16 años para que aprendan a hablar en público.

    Es un proyecto especial, porque no es un taller puntual de un par de horas sino un proyecto en horario lectivo, que se extiende a lo largo de unos 3 meses, y que termina con cada uno de los alumnos haciendo un discurso persuasivo delante del resto de la clase.

    Cada semana me planto allí durante una hora y les hablo de conceptos básicos de oratoria como la estructura de un discurso, la comunicación no verbal o el uso de apoyos visuales, y vamos practicando y dando forma al discurso que presentan al final del proyecto.

    Cada uno de ellos tiene sus millones de preocupaciones y temas pendientes en la cabeza, bastante alejados de los míos, como son los exámenes, lo que unos opinan de otros, y todo eso sumado al enredo mental propio de su edad.

    Así que cada clase a lo largo de esos meses me la tengo que currar.

    Para que hagan los ejercicios que propongo, o incluso para que presten atención a las livianas explicaciones teóricas que les doy.

    Tengo que llevar mi kit de recursos comunicativos preparado, con mis historias, dinámicas, pero también con mi capacidad de conectar a un nivel mucho más elemental, el que va de persona a persona.

    Supongo que a esto se le llamará persuasión o algo así como capacidad de influencia, en todo caso, tiene que ver con la capacidad de comunicar con otras personas.

    Lo que estás a punto de leer es ese kit de recursos y pequeños trucos que me suelo llevar a esas clases, al que he sumado un poco de investigación para dar con algunos trucos que te ayudarán a comunicar mejor en tus interacciones con otras personas.

    1. Llama a las personas por su nombre

    Ya lo decía Dale Carnegie en su libro Cómo ganar amigos e influir en las personas:

    Recuerda que para cualquier persona, su nombre es el sonido más dulce e importante en cualquier idioma.

    Tratar por el nombre a tus interlocutores demuestra respeto y empatía, y en muchos casos funciona como un resorte mágico.

    Cuando estoy dando formación y veo que alguna persona se me va apagando, zasca, le suelto un:

    • María, tú qué opinas.
      o,
    • Mario, se te ocurre algún ejemplo.

    Y automáticamente reconectan con el momento presente y con la actividad que estamos haciendo.

    Me pasa, por supuesto, con esos adolescentes a los que formo, así que trato siempre de memorizar sus nombres lo antes posible.

    Además, suelo arriesgar bastante, si no recuerdo bien el nombre de alguno, me lo invento, y se acaban riendo con lo cómico que es llamar Eugenio a Miguel.

    Lógicamente, este truco también funciona muy bien en las distancias cortas, de hecho, por eso es uno de los básicos en todo kit del comercial; preguntar cuanto antes el nombre de la persona con la que hablas.

    Pero cuidado, no quieres parecer el comercial trasnochado de turno que no para de decir tu nombre hasta que la cuarta vez en la misma frase te resulta tan empalagoso que lo único que quieres es que te deje en paz por miedo a que te borre el nombre.

    Por ello, usa el nombre de las personas de forma estratégica y sin pasarte, lo justo para establecer esa conexión y nombrando a la persona alguna otra vez mientras habláis.

    Ya lo sabes, encontrarás el equilibrio a medida que vayas probando.

    2. Haz preguntas abiertas

    Sobre todo cuando estés hablando en un grupo reducido, o con otra persona, será inevitable que surjan preguntas.

    De hecho la mayoría de las conversaciones empiezan con una:

    • ¿Qué tal estás?
    • ¿Dónde está el lavabo?
    • ¿Qué tengo que hacer?

    Pero no solo son buenas al inicio de una interacción, las preguntas favorecen las buenas conversaciones, y de eso saben mucho las periodistas, los maestros o las psicólogas.

    Y es que esto del arte de preguntar no es nada nuevo, Sócrates utilizaba la mayéutica hace ya unos 2500 años, que consistía en que sus alumnos alcanzaran el conocimiento por medio de preguntas.

    Existen varios tipos de preguntas, pero si nos ponemos simplistas, podemos pensar que las preguntas pueden ser abiertas o cerradas.

    Dentro de las cerradas tenemos aquellas que solo aceptan un sí o un no por respuesta, es decir, las preguntas dicotómicas.

    De este modo, cuando hacemos preguntas cerradas, derivamos las conversaciones a callejones sin salida:

    • ¿Te ha ido bien el día?
    • ¿Te gusta la sopa?

    Si o no, esas preguntas admiten poca respuesta más.

    Por supuesto, puede ampliarse de forma natural la información por parte de quien responde:

    No me ha ido bien el día, porque mi jefe me ha despedido. Te lo cuento…

    Pero si queremos favorecer las conversaciones, podemos tomar el hábito de usar preguntas abiertas, que necesariamente requieran una respuesta más elaborada de quien responde:

    • ¿Qué te ha pasado hoy?
    • ¿Cómo te sientes?
    • ¿Cuáles son las comidas que más te gustan?

    Utiliza el cómo, el por qué y el para qué en tus preguntas y verás que tus conversaciones se extienden y se convierten en más profundas e interesantes.

    Ya lo sabes, a preguntar se ha dicho.

    3. Adapta tu tono al de tu interlocutor

    Cuando hablo del tono, en este caso, no me refiero a que modules tu voz si la persona que tienes delante habla más agudo o grave.

    Igual que al escribir puedes hacerlo en un registro más formal o menos formal, al hablar también puedes variar ese registro, que podemos llamar tono.

    Seguro que de forma natural no hablas igual a un cliente o a una jefa, que a tu pareja o amigos cuando te estás tomando una cerveza.

    Ese ejercicio lo puedes estirar y llevarlo al terreno de las situaciones de comunicación diarias con diferentes personas.

    Quizás conozcas la palabra rapport que en disciplinas como la PNL aparece constantemente.

    La idea del rapport es la conexión o sintonía que sienten dos o más personas que se comunican entre sí.

    Habitualmente se proponen ejercicios en los que una persona imita los gestos de otra sutilmente mientras esta le habla, y la teoría dice que ese baile de movimientos similares conecta o sintoniza a esas personas.

    Personalmente siempre me ha parecido algo extraño empezar a rascarme la oreja si la persona con la que me estoy tomando un café lo hace, tengo la sensación de poder parecer algo así como un mimo en horas bajas.

    Pero la idea de estar atento al tono y palabras que usa la persona y adaptar mi lenguaje a ello me parece muy interesante.

    Si la persona con la que hablas usa un tono muy formal y palabras refinadas, puedes tratar de adaptar también tu tono y palabras a una sintonía similar.

    Mientras que si hablas con alguien que usa un lenguaje más callejero, incluso diciendo tacos, quizás puedes jugar a hablar en ese registro para ver si encuentras un espacio común.

    Esto tiene que suponer que te encuentres cómodo hablando en diferentes registros.

    Conozco gente muy dulce para quien decir cachis es acercarse a la línea del lenguaje mal hablado. Dudo que esas personas suenen naturales tratando de hablar como el macarra del guetto.

    Pero si no tienes problema en flexibilizar tu tono, te invito a que actives la consciencia de captar el tono de tus interlocutores cuando hablen.

    ¿Qué estructuras o palabras usan?

    ¿Cómo podrías usar tú estructuras en un tono similar para conectar con esas personas?

    Solo es un juego de conexiones, así que te propongo que lo pruebes.

    4. Escucha de forma activa

    Aprender a comunicar también es aprender a escuchar, y escuchar es todo un arte.

    Existen 6 consejos breves que reflejan una escucha activa, la cual te conectará con la persona que te habla de forma empática:

    1. Muestra que escuchas (por ejemplo asintiendo)
    2. Parafrasea (repite en tus palabras lo que ha dicho la otra persona)
    3. Respeta el silencio (hay personas que siguen hablando después de un rato de silencio para pensar)
    4. No interrumpas
    5. Permite en todo momento que la otra persona hable
    6. Ten en cuenta las emociones

    Lo anterior es una versión de bolsillo de la información ampliada que puedes encontrar en estos episodios del podcast:

    🎙 62. Escucha activa (las barreras)

    🎙 62. Escucha activa (buenas prácticas)

    5. Usa el humor

    El humor genera distensión y conecta a las personas.

    Como refleja de forma maravillosa la película La vida es bella, el humor ayuda a superar incluso las situaciones más adversas.

    Es una película dirá alguien. Si, pero la premisa puede trasladarse perfectamente a nuestro día a día.

    Seguro que puedes recordar situaciones que se han desatascado con el poder que tiene una broma o un chiste en un momento clave.

    O recuerdas personas en tu vida que tienen la capacidad de usar el humor por defecto, y de paso ir alegrando la vida a las personas con las que interactúan.

    Si te animas a hacer más espacio en tu vida al humor, ya verás como la conexión con las personas con las que te comuniques será mayor y más inmediata.

    El consejo puede parecer vago, pero creo que no lo es, es casi un canto a tener una actitud de permiso en el día a día para que tu tono por defecto sea cordial, incluso divertido, porque no.

    Y si ahora mismo estás pensando en que en tu vida o en tu trabajo tienes que ser serio, te invito a que reflexiones sobre una frase del escritor Gilbert Keith Chesterton:

    Divertido no es lo contrario de serio. Divertido es lo contrario de aburrido, y nada más.

    6. Pide feedback

    Presento es territorio feedback, en esta plataforma trato de evangelizar sobre el poder de recibir retroalimentación de otras personas cuando comunicamos.

    Pero lo cierto es que aún se trata de un hábito poco extendido en contextos profesionales.

    Rara vez haces una presentación y le sugieres a tu compañera que anote lo que más le ha gustado y aquello que puedes mejorar, y que te lo diga después en la tranquilidad de tu oficina para que puedas hacer cambios de cara a la siguiente presentación que hagas.

    Pues ¿sabes qué? Si no lo haces no sabes lo que te estás perdiendo.

    La costumbre de dar y recibir feedback puede revolucionar tu forma de comunicar.

    Sistemas de aprendizaje como el de los clubes de oratoria Toastmasters basan su método en las evaluaciones, diría, de hecho, que esa es la clave de su éxito.

    Así que no se me ocurre mejor consejo que el de acostumbrarte a pedir feedback.

    • Puedes pedirlo después de hacer una charla.
    • Al dar formación, con formularios de propuestas de mejora o de forma más distendida.
    • O por qué no, incluso al redactar un mail.

    Además, si identificas alguna persona en tu entorno que es especialmente hábil en alguna situación comunicativa, pídele que te evalúe a ella, porque los consejos que te dará, posiblemente, serán de mayor calidad.

    7. Se directo

    A ver si te ha pasado lo siguiente alguna vez.

    Alguien te pregunta:

    ¿Qué opinas sobre este tema de actualidad?

    Empiezas a hablar, generas tu opinión a medida que hablas, te vas haciendo un lío, notas cómo la otra persona arquea las cejas y pone cara de poker porque no se entera de nada, tú te pones nervioso y tu respuesta se enreda cada vez más…

    Cuando enseño técnicas de improvisación para responder preguntas no preparadas, siempre hablo de algunos hacks genéricos que pueden ayudar a responder de forma más clara, y uno de ellos es:

    Se directo.

    Es decir, cuando te pregunten, algo responde primero de forma breve y directa, expresando en una frase la versión resumida de lo que opinas.

    Para ello quizás necesites hacer una pausa y pensar antes de responder, y después comenzar con aquello que puede considerarse tu tesis sobre lo que te han preguntado.

    Una vez lo hagas, podrás extenderte y argumentar aquello que opinas, por ejemplo con historias, datos o ejemplos concretos, pero de inicio habrá quedado clara tu postura.

    De hecho, como proponen algunas técnicas de improvisación, puedes terminar tu intervención recordando cuál era la opinión que has dicho al inicio de la respuesta, haciendo algo así como un sándwich en el que las rebanadas superior e inferior son esa opinión directa, y el contenido del centro es la argumentación extendida.

    Por ejemplo, imagina que alguien me pregunta:

    ¿Qué opinas sobre el aumento del bullying en el colegio?

    Mi respuesta podría ser algo así:

    Creo que es el mayor problema al que se ha enfrentado este centro en toda su historia y deberíamos tomar medidas drásticas de inmediato.

    • Los datos nos dicen que ha aumentado…
    • Detrás hay personas, como la chica que sufrió bullying el año pasado en secundaria…
    • (Sigues elaborando todos los argumentos que quieras)

    Por eso creo que es el mayor problema al que se ha enfrentado este centro en toda su historia y deberíamos tomar medidas drásticas de inmediato.

    Practica

    Ya tienes tarea para practicar en tus próximas interacciones con otras personas, te sugiero que elijas alguno de los trucos o consejos de los que hemos hablado hoy y empieces a practicar, recuerda:

    1. Llama a las personas por su nombre
    2. Haz preguntas abiertas
    3. Adapta tu tono al de tu interlocutor
    4. Escucha de forma activa
    5. Usa el humor
    6. Pide feedback
    7. Se directo

    Y hablando de ser directo:

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    Recursos mencionados

    62. Escucha activa (las barreras)

    62. Escucha activa (buenas prácticas)

    La entrada 86. 7 trucos sorprendentemente efectivos para comunicar mejor se publicó primero en Presento.

    9 December 2021, 6:49 pm
  • 20 minutes 45 seconds
    85. 7 hábitos diarios que catapultarán tu capacidad de hablar en público

    Piénsalo por un momento: ¿Cuántas veces crees que te has cepillado los dientes en los últimos 5 años? Si eres como la media, serán unas 5500 veces…no está nada mal, se puede decir que tienes este hábito más que establecido, y aunque no lo hayas visto nunca así, eres todo un experto en el arte del cepillado dental. Pero hubo un día en el que no sabías cepillarte los dientes, aunque ahora no recuerdes tiempos tan lejanos. En resumen, has aprendido una habilidad que ahora dominas con maestría. Creo que comunicar también es una habilidad. Esto suena obvio, pero me interesa que tú también lo veas de la misma forma. La RAE define habilidad de diferentes formas, por ejemplo: Cada una de las cosas que una persona ejecuta con gracia y destreza. Hacer algo con gracia o destreza, así de simple. Y ahora definamos hábito: Modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas. Hackeando ligeramente las dos definiciones y en relación al tema que a ti y a mi nos interesa, damos con la siguiente reflexión: Resulta que si repites ciertos actos relacionados con la comunicación de modo especial, llegarás a ejecutar con gracia y destreza cualquier situación comunicativa que afrontes, por ejemplo hablar en público. Mejorar poco a poco cada día Dicen que sobrevaloramos lo que podemos conseguir en el largo plazo y subestimamos el valor de las acciones pequeñas en el corto. Pero no te engañes, esos pequeños hábitos quizás no sean fáciles de implementar. Si repites de forma recurrente alguno de los hábitos que estoy a punto de proponerte, quizás tú también te sientas incómodo al principio, pero llegará un día en que los hayas interiorizado de forma natural, y así será como te habrás convertido en mejor comunicador. Al lio… 1. Ve una charla TED cada día Al aprender una habilidad a todos nos resulta útil tener referentes, y en este caso qué mejor que nutrirte del ejemplo de algunos de los mejores comunicadores. Las charlas TED han proliferado tanto que ahora mismo las tienes sobre temas de lo más concretos, por lo que seguro que encuentras charlas en las que además de interesarte por cómo lo hace la persona que presenta, aprenderás sobre un tema que te genere curiosidad. Pero claro, lo interesante aquí es que desarrolles tu ojo clínico y te fijes en lo que hace esa o ese ponente respecto a su habilidad para hablar en público, que es lo que nos interesa Así que mi propuesta es la siguiente: Que veas una charla TED cada día, y que anotes en un papel algo muy simple: Qué es lo que más me ha gustado de la charla. Qué creo que podría hacerse de otra manera. Esto es la versión más básica de la evaluación de un discurso, y te servirá para activar ese “modo evaluación” del que te aseguro que sacarás mucho aprendizaje. Quizás aprendas una apertura creativa que puedas probar en tu siguiente discurso, un diseño de diapositivas que puedas tomar como referencia o incluso escuches alguna historia que luego puedas contar tú. En fin hay tienes el reto, busca tu momento del día y construye el hábito de ver una charla TED. 2. Condensa 1 pieza de información en una sola idea Te he hablado en muchos episodios de la importancia de condensar todo el contenido de tu discurso en una sola idea, que puedes llamar tesis o replicando el lenguaje que usan mucho en TED, puedes llamarlo tu idea. Es esa frase de no más de 10 o 20 palabras que responde a la pregunta: ¿De qué iba esta charla? Si eres preciso en la creación de esa idea y la utilizas de forma estratégica en cada discurso que hagas, esa idea será la que tu audiencia se lleve, casi a modo de regalo. Pero claro, ya sabes lo que dice la célebre frase atribuida a Blaise Pascal y otras 200 personas dependiendo la referencia, incluidos, como siempre Einstein y Gandhi. Perdona por escribirte una carta tan larga, pero es que no he tenido tiempo de escribirte una más corta. Condensar no es fácil. Separar el grano de la paja tiene su arte,

    2 December 2021, 10:52 am
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