Dios establece que hay formas aceptables e inaceptables de adorarlo. Estas dos formas luchan dentro de nosotros cuando consideramos que a "mI manera" es mejor que a "Su manera". En Jesucristo, El ha provisto los medios exclusivos para nuestra salvación y santificación que nos llevan a adorarlo. Cualquier intento adicional de parte nuestra para ganar su aprobación, resulta en fracaso.

La parábola como un plano a escala, como esas maquetas o réplicas a escala que se encuentran en los centros comerciales, nos enseña un universo nuevo y prometedor, pero pronto uno quiere saber dónde se está, especialmente si está perdido! para luego decidir hacia dónde se dirige. La parábola de hoy nos dejé ver el sorpresivo y extravagante amor de Dios en su hijo Jesucristo. Amor para quien? - Pues amor para pecadores empecinados y absurdos. Pecadores que trágicamente “no saben que no saben, porque creen q saben”!

Como niños que se pelean porque al otro le tocó el pedazo de galleta más grande, así nuestro truncado sentido de justicia nos juega las peores pasadas. No entendemos la gracia de Dios, y en el fondo tampoco nos gusta! ¿Por qué? Porque somos envidiosos, avaros, rebeldes y contumaces en toda ambición, codiciosos y envidiosos. La respuesta del evangelio está en la parábola de Jesús, los obreros contratados a destiempo. Es que solo entiende la gracia de Dios quien pelea con ella y es derrotado! !Véncenos con tu gracia, Señor!

Todos estamos de acuerdo en que la vida es imposible sin el perdón. Todos aceptamos que Dios, la mayor autoridad ante quien rendimos cuentas, tenga todo el derecho a ordenarnos- como lo hace en el Padre Nuestro- que perdonemos. Pero, ¿Hasta dónde? ¿Hasta cuánto? Esta parábola expone nuestra corazón a la realidad sostenida por el cristianismo, de que solo es posible perdonar de todo corazón cuándo recibimos de Dios su gracia y su perdón.

En esta prédica, como introducción a las parábolas de la mano de Natán el profeta, de quién Jesús tomó la costumbre de solo hablar en parábolas, emprendemos esta nueva serie sobre el lenguaje de la gracia que descubre los códigos del corazón. Parábolas que cambian vidas. En esta entrega, somos atraídos y atrapados por la parábola que nos ayuda a identificar el terreno del corazón. ¿El objetivo? Que le pidamos al sembrador que es generoso entregando apasionadamente semilla aun en los rincones más infructuosos, que sea nuestro labrador. Dios te bendiga recibiendo su semilla de esperanza.